Por: Madeleine Cabal
El
terremoto suscitado el pasado 16 de abril en Ecuador puso a los periodistas
ecuatorianos ante una situación nunca vista. Muchos de ellos tuvieron que
lidiar con hechos que desestabilizaron sus ideas y sus vidas.
El panorama devastador,
la poca experiencia para cubrir este tipo de eventos y el miedo a una sanción
por parte de la Superintendencia de Comunicación fueron algunos de los
ingredientes que se presentaron en las coberturas de nuestros periodistas.
Lester Ibarra*, uno de
los comunicadores que fue partícipe de las coberturas más escuchadas por los
manabitas en esos días, pues fueron los medios locales como radio Farra,
quienes ganaron terreno a la prensa nacional e internacional al momento de
informar.
¿Cuál es el rol del periodista antes, durante y después de
un desastre natural?
Bueno, el periodismo es
un oficio que implica servicio las veinticuatro horas del día, en cualquier
momento y circunstancia. Esto implica ser un profesional capaz de superar los
miedos, ponerse los pantalones, ir a los hechos e informar sobre la emergencia.
¿Por qué creé que las personas esperan que el periodista intervenga
en situaciones como esta?
¿Qué piden las
autoridades que se incluya dentro de una mochila de emergencia? Alimentos no
perecibles, linternas, pilas… y una radio. La población siempre necesita estar
informada, que le confirmen cosas que quizá solo saben por rumores. El
periodista tiene la obligación de retribuir esta confianza con información veraz
y oportuna.
Mucho se criticó la falta de reacción de la prensa nacional,
en especial la televisión, al cubrir la catástrofe. Los implicados culparon su
falta de acción al miedo de ser sancionados por la Superintendencia de
Comunicación. ¿Cree que la Ley Orgánica de Comunicación ha significado
autocensura y justificación suficiente para no informar?
Creo que en estas
circunstancias hay que actuar con inteligencia. Si por A o B motivo no tengo la
información oficial del Gobierno o no puedo obtener la declaración de las autoridades
competentes, busco otras formas para informar sin desinformar.
Con esto de las redes
sociales es muy fácil acceder a la página del Instituto Geofísico y leer los
datos que ellos dieron sobre el movimiento telúrico. Además, la misión del
periodista, no se basa solo en informar, debemos también cumplir un rol
preventivo ante posibles desastres. Comunicarnos con los funcionarios del COE,
bomberos, Policía Nacional, para que nos digan qué rutas son transitables, hablar
con los médicos de los hospitales para saber si llegan muchos heridos,
conversar con los presidentes barriales, etc. En estas circunstancias existen
muchas cosas por hacer, menos quedarse callado.
¿En situaciones como la que vivimos el 16 de abril, qué
desafíos se le presenta a un periodista de radio que quizá no tenga un periodista
de prensa escrita?
La radio siempre es el
primer medio en llegar. La inmediatez e instantaneidad de la radio frente a
cualquier otro medio nos obliga a estar presente en los hechos a la hora que
sea, en las circunstancias que sean.
Vea el ejemplo del terremoto, la gente no
tenía luz, no podía prender la televisión; si querían leer el periódico debían esperar
al siguiente día… solo tenían la radio para estar informados y sentirse seguros
frente a tantos rumores.
Conozco personas que pasaron toda la noche del 16 de
abril en vela frente a la radio, ya sea sintonizada en la radio del carro o
celular.
¿Esa instantaneidad de la que me habla no podría ser un arma
de doble filo?
¡Claro que sí! Se puede convertir
en un problema siempre y cuando la información que se lance no se haya tratado
de forma profesional… y lamentablemente, fue lo que ocurrió en muchas de las
radios de nuestra provincia. Me tocó oír al aire como comunicadores de otros
medios, asustaban a la población con rumores mal infundados.
Mis vecinos, por
ejemplo, estaban tan asustados por lo que escuchaban acerca de la represa que hasta
mi señora me pidió ir a la montaña. Según que “Poza Honda” se venía con todo…
Yo no me dejé alarmar y llamé a Herminio Sornoza, técnico del Municipio de
Santa Ana, él me dijo que estaba todo bien, tuve que ponerlo en altavoz para
que todos lo escucharan y se tranquilizaran.
Igual pasó con la
Represa La Esperanza, y me vi en la obligación de contactar con uno de los
trabajadores de la represa, Darwin Fernández, quien manifestó que todo estaba
normal en el sector y no había riesgo de rompimiento de la presa.
¿Cuáles creé son los errores más comunes de los periodistas
al cubrir catástrofes?
Bueno, creo que el error
más común es el “arrebato”. Muchas veces el comunicador guiado por sus jefes o
por el afán de ser el primero en informar, dice lo que ve o tiene sin antes
contrastar la información. Esa urgencia por obtener la primicia, lleva a no
encontrarnos con fuentes oficiales, generando noticias falsas que luego se
convierten en rumores.
¿Qué opina de expresiones cómo “hay olor a muerte, los
cadáveres están en descomposición”?
Es cierto que la radio
al no presentar imágenes, debe tener un lenguaje más rico, donde existan más
descripciones, pintar con palabras lo que se observa para que el receptor pueda
imaginarlo tan real que sienta que lo ha visto; pero también es cierto que se
debe tener sensibilidad al momento de decir algo.
El terremoto fue un
hecho que afectó a toda la población y decir frases como esa puede herir la susceptibilidad
de aquellos que tenían la esperanza de encontrar a sus familiares y amigos bajo
los escombros. Diciendo eso, les estaríamos robando la esperanza.
¿Cree
que es necesaria la capacitación en el cubrimiento de emergencia desde las
universidades a los futuros periodistas?
¡Pero
por supuesto! Los periodistas que se están formando desde las aulas no solo
deben conocer el uso del vocablo y las herramientas básicas. También, deben saber
cómo controlar sus nervios para reaccionar en situaciones de desastre.
Me
tocó ver compañeros que se arrodillaban en el suelo suplicándome no hacerlos
subir a la radio por miedo a que se suscitaran nuevas réplicas, otros ni
siquiera fueron a trabajar… Además, es
necesario tener tacto al momento de lanzar una noticia al aire, tener claro que
nuestra obligación no es con el medio, es con el ser humano y sus derechos.
¿Al
momento de realizar una entrevista cómo se debe tratar a las víctimas?
Como
le dije, el periodista debe tener tacto, ser sensible ante estas situaciones.
Lamentablemente, muchas de estas aptitudes solo se adquieren con la
experiencia. Recuerdo cuando una madre se enteró al aire del asesinato de su
hijo. Fue en el asalto al Filanbanco, allá por el año 2000. Yo fui el único
periodista que cubrió en vivo la balacera. Recuerdo que cogí la cédula de uno
de los heridos y la leí al aire. Una señora llamó a la radio porque había oído
la noticia y quería saber el nombre completo del herido. ¡Esa madre gritaba! Fue
un momento muy duro, con el que uno debe aprender a batallar.
¿Qué otras catástrofes, además del terremoto ha cubierto a
lo largo de su carrera periodística?
Me tocó ser uno de los
primeros periodistas que estuvo en el deslave del sitio Rio Caña, de Santa Ana,
donde murieron habitantes del sector; también en el deslave de Las Guaijas,
donde murieron varias personas de una misma familia, incluso algunas de ella
quedaron sepultadas para siempre bajo el lodo.
Fui el único periodista
que estuvo haciendo cobertura en el deslave del sitio Pachinche Adentro, donde
murieron sepultadas por el lodo 13 personas, entre ellos niños.
Deslave en Rio Vendido
de Chone, en la que quedaron sepultadas tres hermanas. Toda esta desgracia fue
en el año 1997 – 98 en el fenómeno El Niño.
La caída del avión de Million
Air, en el sector de la Dolorosa en la ciudad de Manta, el salto a Filanbanco,
donde murieron abatidos 13 supuestos delincuentes, en enfrentamientos con la
policía.
Inundaciones de Calderón
y San Plácido en el año 2005. Inundaciones de San Placido, Alajuela, Chirijos,
Calderón, Rio Chico, El Milagro, Sapote, al igual que las inundaciones de
Ayacucho, Honorato Vásquez, Santa Ana, Portoviejo y Rocafuerte, en el 2016.
Cubrí también el escape de
la banda de los Sicilianos del Centro de Rehabilitación Tomas Larrea, de Portoviejo.
(*)
Lester Ibarra, periodista: Trabajó por 20 años
como locutor y reportero en Radio Sucre. Desde el 2012 trabaja como Director de
Noticias y presentador en Radio Farra 95.7 FM.
Comentarios
Publicar un comentario